De su purificación. La Santísima Virgen Madre no tuvo necesidad de esta ceremonia, a la que se sometió, como lo hizo su Hijo a la de la circuncisión. (Witham) --- De donde San Lorenzo Justiniano en su sermón sobre la purificación, muy bien observa: la gracia elevó a la Virgen por encima de la ley; la humildad la sometió a ello. Jesucristo, al someterse a la ley de Moisés, nos ha dejado un ejemplo para que los príncipes y magistrados obedezcan sus propias leyes; porque entonces pueden esperar que los demás los observen, cuando ellos mismos les muestren respeto. (Barradius.)

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