Los guardias fueron heridos, etc. El temor y el asombro se apoderaron de ellos, porque no tenían esa caridad para con nuestro Redentor, de la que tanto es merecedor; y se quedaron petrificados, como estatuas, al pensar que Jesús crucificado se había levantado del sepulcro. Porque estos hombres custodiaban la tumba sagrada, movidos más por la pasión y la crueldad que por cualquier sentimiento de amor y deber. (Rabano)

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