Pero si nuestra injusticia, etc. San Pablo pone aquí esta objeción, que si los pecados y las iniquidades de los hombres, hacen encomiable la justicia de Dios, es decir, hacen más evidente y conocida su justicia; Si la verdad de Dios, en cuanto a sus promesas, es más descubierta, alabada y glorificada por nuestras mentiras, es decir, por nuestros pecados, ¿cómo entonces Dios puede culpar o castigar a los hombres por los pecados que contribuyen más a su honor? ¿No podemos decir (como algunos pretenden falsamente St.

Pablo dijo) hagamos cosas malas, para que de ellas vengan buenas? El apóstol responde brevemente tanto a esta objeción como a la calumnia contra él. En cuanto al primero; que aunque los pecados de los hombres dan una ocasión a Dios para mostrar su justicia y dar a conocer sus divinas perfecciones, esto no los excusará de ser justamente condenados y castigados cuando Dios juzgue al mundo inicuo; porque si esa fuera una súplica suficiente, Dios no podría juzgar y condenar a los malvados: de modo que como St.

Juan Crisóstomo [1] observa, que el apóstol resuelve su pregunta, preguntando a otro, y muestra su razonamiento absurdo, notando otro absurdo que se sigue de él. Segundo. Él les dice, ellos lo calumnian, y su doctrina, con solo decirles, merecen ser condenados los que dicen, hagamos el mal para que de ello salga bien: la condenación, dice, de tales hombres es justa. (Witham)

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