Toda la fuerza del argumento que el apóstol ha usado al hablar así del Cristo fue mostrar a estos santos cómo, mediante el sufrimiento, Cristo alcanzó un triunfo, y llamarlos a armarse con su mente. Que actúen dejando de pecar y de todas las satisfacciones de la carne que habían caracterizado su pasado.

Las órdenes judiciales siguieron a la discusión. La luz del futuro se enciende en el pasado, "El fin de todas las cosas está cerca". El efecto de esta certeza se enuncia entonces en sus aspectos personales y relativos. El individuo debe estar en su sano juicio y sobrio para la oración. El propósito final es que Dios sea glorificado en todas las cosas.

Las últimas palabras de consuelo del apóstol para aquellos en medio de la prueba es que la "prueba de fuego" no es "extraña". Dios observa el proceso y lo convierte en un medio de gracia.

Sin embargo, tales resultados no siguen al sufrimiento, que es consecuencia del pecado. Donde la persecución es el resultado de la relación con Cristo, que no haya vergüenza, sino más bien regocijo. Que acepten el nombre y glorifiquen a Dios en él cumpliendo su verdadero significado y manifestándose en la vida. Al ver que el juicio comienza en la casa de Dios, no hay lugar para dudar del castigo de aquellos que en la vida mala persiguen a sus miembros.

Recordando que estos fuegos de persecución son vigilados por Dios, y nunca se permite que dañen a los suyos, que le entreguen sus almas. Por tanto, se impone a todos los que sufren por causa del Nombre que llevan la actitud de paciencia tranquila.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad