Esta discusión ahora da lugar a una nueva pregunta: "¿Desechó Dios a su pueblo?" Fueron creados una nación para que a través de ellos todas las naciones fueran bendecidas. Al no darse cuenta de la intención divina con respecto a su propia vida nacional, consecuentemente y necesariamente no cumplieron esa intención con respecto a las naciones de fuera. Sin embargo, Dios no permite que las naciones externas sufran, pero en gracia infinita obra a través de la caída de su pueblo terrenal para enriquecer al mundo entero.

Deben notarse muy cuidadosa y solemnemente las palabras del apóstol: "He aquí, pues, la bondad y la severidad de Dios". Su severidad se manifiesta al cortar las ramas naturales debido a su incredulidad. Su bondad se evidencia en Su recepción de los gentiles sobre la base de su creencia.

Una doxología cierra toda la declaración doctrinal de la epístola. El estallido de alabanza extasiada fue el resultado de la conciencia del apóstol de la maravillosa victoria de Dios a través de Cristo sobre todas las fuerzas opuestas del mal, y su solución con infinita sabiduría de los problemas que desconciertan el intelecto del hombre. Las notas de la doxología son, en primer lugar, un reconocimiento de la profundidad de las riquezas de la sabiduría y el conocimiento de Dios, y luego de la total incapacidad del hombre para comprender.

Al final de esta sección, es importante recordar que la única interpretación de la inescrutable sabiduría y operación de Dios se encuentra en la revelación de Su gracia en Jesús, que es la doctrina fundamental de toda la epístola.

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