"Y los bárbaros no nos mostraron ninguna bondad común, porque encendieron un fuego y nos recibieron a todos, a causa de la lluvia presente y del frío".

Allí la gente de la isla los recibió con extraordinaria amabilidad, saliendo al clima espantoso y encendiendo un fuego para que se reunieran como antídoto contra la lluvia y el frío. Muchos del barco sufrirían hipotermia. El fuego fue literalmente un salvavidas.

No puede haber duda de que Dios había llevado a los pasajeros al lugar correcto. En otras playas podrían haber encontrado gente esperando para matarlos mientras desembarcaban para recoger sus pertenencias, o gente tan ansiosa por recoger la madera que llegaba del barco que no tenían tiempo para cuidar a los desesperados. Pero aquí todo fue bondad. Incluso los corazones de la gente estaban preparados.

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