Testigo. El tema se introduce de forma abrupta, pero surge naturalmente de las circunstancias. Las afirmaciones hechas, aunque menos de las que el autor las representa, eran tales que plantean la cuestión de la autoridad. ¿Con qué autoridad podría justificarlos? En primer lugar, Juan el Bautista, en cuya enseñanza el pueblo durante un tiempo se complació tanto. Su testigo principal es Dios mismo, cuyo testimonio se declara a través de las obras que capacita a Jesús para hacer, y también directamente en las Escrituras, que estudian con la esperanza de ganar la vida.

Y, sin embargo, rechazan al Profeta, a quien Moisés predijo en esas mismas Escrituras ( cf. Deuteronomio 18:15 y sigs.) Y muchos otros.

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