1 Corintios 15:29

I. El primer y principal enigma de este pasaje está en el versículo vigésimo noveno. ¿Qué significa ser bautizado por los muertos? El significado que más se recomienda al menos a la fantasía y al corazón es el que, reteniendo la idea de sustitución, la convierte no en una representación vicaria de las personas de los muertos, sino como la ocupación vicaria del puesto que hasta muerte que llenaron.

Las vacantes que quedan en las filas del ejército cristiano cuando santos y mártires se duermen en Jesús son suplidas por nuevos reclutas, deseosos de ser bautizados como estaban y comprometidos por el bautismo a caer como cayeron, en el puesto del deber y el peligro.

II. El Apóstol señala los peligros que siempre y en todas partes acechan a los creyentes bautizados así por los muertos, y describe de manera más enfática su propia condición como una no meramente de exposición continua a la muerte, sino de la continua perseverancia de la muerte. Es un lenguaje singularmente fuerte el que usa. ¿Dónde, dice, si los muertos no resucitan, está ese gozo vuestro que tengo, que es mi gozo en nuestro Señor Jesucristo? Por tanto, si los muertos no resucitan, ¿debería yo ser condenado a morir todos los días por tan vano sueño de bienaventuranza?

III. Y si, dice Pablo, tu gozo, que tengo en Cristo Jesús y que me reconcilia con mi muerte diaria, si eso no te conmueve, ¿qué dices de mi actual estado exterior aquí en Éfeso, de donde te escribo ahora? ? Al hablarles, como los hombres suelen hablarse unos a otros de sus pruebas, les digo que aquí en Éfeso me ha parecido como si fuera más con bestias salvajes que con seres humanos que tuve que contender. ¿Por qué provocar el resentimiento de las fieras en Éfeso, si, después de todo, no hay resurrección de muertos?

RS Candlish, La vida en un Salvador resucitado, pág. 91.

Referencias: 1 Corintios 15:31 . Spurgeon, Sermons, vol. xiv., nº 828; HJ Wilmot Buxton, Sunday Sermonettes for a Year, pág. 174; Homilista, tercera serie, vol. ix., pág. 334. 1 Corintios 15:32 . Ibídem.

, Tercera serie, vol. vii., pág. 339; CS Robinson, Sermones sobre textos desatendidos, pág. 268 1 Corintios 15:33 . G. Litting, Treinta sermones para niños, pág. 85; W. Braden, Christian World Pulpit, vol. ix., pág. 52.

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