Mateo 4:8

I. No hay falsedad en la faz de la tierra tan peligrosa como la verdad cuando esa verdad viene distorsionada, colocada en un orden incorrecto o colocada en proporciones falsas. Este fue exactamente el carácter de la última tentación. Todos los reinos de la voluntad, y toda la gloria de ellos, eran de Cristo; e incluso estaba en ese momento en el comienzo del camino por el cual iba a tomar posesión de ellos. Pero para ese reino había un tiempo señalado, un camino prescrito y condiciones pactadas. Y si el tiempo, o el camino, o las condiciones fueran violadas, incluso por una sombra, el carácter y la existencia misma de ese reino se habrían anulado y destruido.

II. En el viaje al cielo, tenga cuidado de tomar la línea que a menudo parece la más corta. Independientemente de las cosas brillantes que se encuentren frente a usted, y de lo cerca que se vean, depende de ello, debe bajar antes de poder ir más alto. Un cielo al que pudiéramos ir de inmediato no sería ni la mitad de agradable que el cielo por el que esperamos, luchamos y sufrimos. Y un cielo que pudiéramos comprar por nuestras propias buenas obras no sería nada comparado con el cielo que debemos todo a la sangre de Jesucristo.

III. Observe el modo en que nuestro Señor trata con la sugerencia que haría un mal para que venga un bien. Establece un gran principio fijo: "Dios, solo Dios, debe ser adorado". Todo lo que atente contra Su majestad solitaria, todo lo que le resta un ápice a Él, nunca debe ser. Por lo tanto, debes tomar esta ley general: hay algo mejor que el reino y más alto que la felicidad; más alto que el más alto es la gloria de Dios.

No admitas ninguna posesión, gozo, privilegio, honor, temporal o espiritual, que no glorifique a Dios de una manera u otra. "Al Señor tu Dios adorarás, ya él solo servirás".

J. Vaughan, Sermones, serie 11, pág. 100.

Referencias: Mateo 4:8 . WH Hutchings, Mystery of the Temptation, pág. 182; W. Landels, Christian World Pulpit, vol. iii., pág. 392. Mateo 4:8 . Revista homilética, vol. VIP. 152. Mateo 4:8 .

Revista homilética, vol. v., pág. 152. Mateo 4:8 . Homiletic Quarterly, vol. ii., pág. 507. Mateo 4:9 . JN Norton, Todos los domingos, pág. 135; Homiletic Quarterly, vol. i., pág. 249; FW Aveling, Christian World Pulpit, vol. xiv., pág. 20; G. Calthrop, Ibíd., Vol. xix., pág. 177.

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