Salmo 4:4

Para las personas abatidas y que dudan de cuál es su esperanza de perdón, santificación y aceptación final, la respuesta divina no es nada mística ni desconcertante, nada implica que nuestra condición no sea de peligro y dificultad, ni tampoco nada que pueda suceder. disculpen los sentimientos de desesperación, como si no hubiera esperanza, o de presuntuosa indolencia, como si Dios quisiera llevar a los hombres al cielo, ya sea que traten de servirle o no; nada de todo esto se encuentra en estos oráculos de Dios, sino una amonestación a la vez simple, solemne, alentadora, advertencia: "Tened temor, y no pequéis; comulga con vuestro propio corazón en la cama y estéis quietos", para a lo que el Espíritu Santo inmediatamente vuelve a unir: "Ofrece sacrificios de justicia, y confía en el Señor".

I. No puede dejar de observar cuán clara, simple y poco apasionada, cuán lejos de todas las nociones desconcertantes y de todas las alturas extasiadas y vuelos de sentimiento, está la descripción que se da aquí del convertido arrepentido, el hijo aceptado de Dios. El temperamento y la disposición de la mente adecuados para él están lejos de toda confianza y presunción, siempre temiendo que vuelva de nuevo al pecado y la locura, estudiando más que cualquier otro libro el libro de su propio corazón y conciencia, entendido por la luz. de las Escrituras. Mientras ofrece los sacrificios de justicia, pone su confianza, no en ellos, sino en el Señor, sí, en el Señor Jesucristo, su Redentor.

II. Note en qué tono solemne de advertencia se entrega el pasaje. Las palabras del texto implican claramente la grandeza de nuestro peligro, el peligro de olvidar en presencia de quién estamos y de volver nuevamente al pecado y a la perdición. Es bueno para nosotros que nuestra confianza y nuestro elevado espíritu se derrumben, y que seamos capaces de conocer y sentir lo que somos y de quién tenemos que depender.

III. Observe cuán reconfortante es la vista que aquí se nos presenta de nuestro estado y deberes religiosos. No se nos enseña a acosarnos con dudas en cuanto a nuestra aceptación final, a buscar convicciones internas especiales de sentimiento; es necesario que nos asombremos, y no pequemos, y ofrezcamos sacrificios de justicia.

IV. Aquí se nos estimula y alienta al esfuerzo activo, se nos advierte contra la confianza en una profesión perezosa e inactiva, y se nos insta y advierte que seamos fructíferos en todas las buenas obras.

Sermones sencillos de los colaboradores de "Tracts for the Times" vol. i., pág. 19.

Referencias: Salmo 4:4 ; Salmo 4:5 . G. Matheson, Momentos en el monte, pág. 213. Salmo 4:5 . G. Brooks, Outlines of Sermons, pág. 134.

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