Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no me dejaré dominar por ninguna.

Ver. 12. Todas las cosas son lícitas ] a saber. Todas las cosas indiferentes, entre las cuales los corintios contaban no solo las carnes y bebidas, sino también la fornicación (su pecado nacional). Tal vez el diablo los había persuadido, como lo ha hecho con los turcos hasta el día de hoy, que Dios no dio a los hombres tales apetitos para frustrarlos, sino que los disfrutó, como hechos para la ráfaga (apetito) del hombre, no para su tormento, en el cual su Creador no se deleita.

Ahora bien, el apóstol concede que para las carnes todas las cosas son lícitas (sin embargo, en caso de ofensa o intemperancia, pueden volverse inútiles y, por tanto, ilícitas). Pero para la fornicación, era completamente ilegal, como lo demuestra con muchos argumentos poderosos.

Pero no quisiera ser traído ] Como esos hambrientos porcinos, que con el cerebro en el vientre (con el pez asno), el intestino en la cabeza, cavan sus tumbas con sus propios dientes; siendo como la mula, que no puede viajar, dicen, sin una botella de heno colgando de su nariz.

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