En quien también vosotros fuisteis juntamente edificados para morada de Dios por el Espíritu.

Ver. 22. Para una habitación de Dios, etc. ] El Padre elige esta casa, el Hijo la compra, el Espíritu Santo toma posesión de ella. Esta felicidad la comprende mejor que la que más siente. El gallo del muladar no lo sabe.

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