Y hombres piadosos llevaron a Esteban a su sepultura , y se lamentaron mucho por él.

Ver. 2. Llevaba a Stephen ] συνεκομισαν, sobre sus hombros, lamentándose, golpeándose los pechos, etc., como indica la palabra κοπετον: sin miedo a esos locos asesinos. De modo que los cristianos primitivos no dejarían de visitar a los confesores en la cárcel, Tamet si multis terroribus minis, et periculis interdictum erat, como lo atestigua Crisóstomo en su oración de los dos mártires.

Así que algunas buenas personas tomaron y enterraron los cuerpos de Úrsula y María, dos vírgenes nobles, quemados en Delden en la Baja Alemania, que el verdugo no pudo consumir con fuego de ninguna manera, sino que los dejó tendidos en el suelo. Y se dice que cosas similares tocaron los corazones de Zuinglius y Cranmer.

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