Pilato respondió: ¿Soy judío? Tu nación y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?

Ver. 35. ¿Soy judío? ] Esto lo pide con desprecio de aquella nación; odioso entre los paganos por su diferencia de religión con ellos. El emperador Gayo los expulsó con su orador Filón, quien vino a disculparse por ellos contra Apión de Alejandría, su adversario y acusador. Estrabón, por mero despecho, dice que Judea es una tierra seca y estéril, cuando la Escritura la llama tierra que fluye leche y miel, abundante y delicada; y Tácito no puede dejar de conceder tanto.

(Aug. Civ. Dei.) Floro llama al templo de Jerusalén, impiae gentis arcanum, un santuario para los pícaros, como dicen los papistas de Ginebra. Séneca se burla de ellos por desperdiciar la séptima parte de su tiempo en un día de reposo semanal. Juvenal juega con su circuncisión. Plutarco cuenta una larga historia de su fiesta de los tabernáculos, que, según él, guardan en honor a Baco (συμπος). Tácito dice que fueron llamados Asinarii, porque adoraban la cabeza dorada de un asno. (Annal. Xxi.) ¡No es de extrañar, aunque el profano Pilato desdeña ser considerado judío, cuando así fueron calumniados!

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