Que yo sea el ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles sea aceptable, siendo santificado por el Espíritu Santo.

Ver. 16. Ministrar el evangelio ] Sirviendo en las cosas santas o realizando oficios sagrados, como los sacerdotes bajo la ley, a quienes el apóstol a lo largo de este versículo alude en una elegante alegoría, ιερουργουντα λειτουργον; el ministerio es una función divina y celestial. Todos los demás llamamientos son para el mundo y atraen al mundo; pero esto, tanto en la preparación como en la ejecución, atrae a Dios, nos mantiene con Dios y estemos siempre atentos a las cosas de Dios.

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