1-9 El apóstol dice a los corintios que era bueno, en aquella situación de tiempo, que los cristianos se mantuvieran solteros. Sin embargo, dice que el matrimonio, y las comodidades de ese estado, están establecidos por la sabiduría divina. Aunque nadie puede quebrantar la ley de Dios, esa regla perfecta deja a los hombres en libertad de servirle de la manera más adecuada a sus facultades y circunstancias, de las que otros son a menudo jueces muy incapaces. Todos deben determinar por sí mismos, buscando el consejo de Dios sobre cómo deben actuar.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad