1,2 Cuando tenemos un Abogado ante el Padre; uno que se ha comprometido, y es plenamente capaz, de abogar en favor de todo aquel que solicite el perdón y la salvación en su nombre, dependiendo de que él interceda por ellos. Él es "Jesús", el Salvador, y "Cristo", el Mesías, el Ungido. Sólo él es "el Justo", que recibió su naturaleza pura del pecado, y como nuestra Garantía obedeció perfectamente la ley de Dios, y así cumplió toda la justicia. Todos los hombres, en todas las tierras, y a través de las sucesivas generaciones, son invitados a venir a Dios a través de esta expiación suficiente, y por este camino nuevo y vivo. El Evangelio, cuando se entiende y recibe correctamente, pone el corazón en contra de todo pecado, y detiene la práctica permitida del mismo; al mismo tiempo da un bendito alivio a las conciencias heridas de los que han pecado.

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