8-13 Los diáconos fueron designados al principio para distribuir la caridad de la iglesia y administrar sus asuntos, pero entre ellos había pastores y evangelistas. Los diáconos tenían una gran confianza depositada en ellos. Debían ser hombres sinceros, serios y prudentes. No es conveniente que los poderes públicos se depositen en manos de nadie, hasta que se les considere aptos para los asuntos que se les confían. Todos los que se relacionan con los ministros deben tener mucho cuidado de andar como corresponde al evangelio de Cristo.

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