13-15 El evangelio es una doctrina según la piedad, 1 Timoteo 6:3, y está tan lejos de dar el menor consentimiento al pecado, que nos pone bajo la más fuerte obligación de evitarlo y someterlo. El apóstol insiste en que toda la ley se cumple en una sola palabra, incluso en esta: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Si los cristianos, que deberían ayudarse unos a otros y alegrarse mutuamente, riñen, ¿qué puede esperarse sino que el Dios del amor niegue su gracia, que el Espíritu del amor se aleje y que prevalezca el espíritu maligno, que busca su destrucción? Feliz sería que los cristianos, en lugar de morderse y devorarse unos a otros por causa de las diferentes opiniones, se pusieran en contra del pecado en ellos mismos y en los lugares donde viven.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad