7-12 La vida de un cristiano es una carrera, en la que debe correr, y aguantar, si quiere obtener el premio. No es suficiente que profesemos el cristianismo, sino que debemos correr bien, viviendo de acuerdo con esa profesión. Muchos de los que se inician en la religión de manera justa, se ven obstaculizados en su progreso, o se desvían del camino. A los que empiezan a desviarse del camino, o a cansarse de él, les interesa preguntarse seriamente qué es lo que les impide. La opinión o persuasión, ver. Gálatas 5:8era, sin duda, la de mezclar las obras de la ley con la fe en Cristo para la justificación. El apóstol deja que juzguen de dónde debe surgir, pero muestra suficientemente que no puede deberse a nadie más que a Satanás. Es peligroso que las iglesias cristianas alienten a los que siguen, pero especialmente a los que difunden, errores destructivos. Y al reprender el pecado y el error, debemos distinguir siempre entre los líderes y los dirigidos. Los judíos se sintieron ofendidos, porque se predicó a Cristo como la única salvación para los pecadores. Si Pablo y otros hubieran admitido que la observancia de la ley de Moisés debía ir unida a la fe en Cristo, como algo necesario para la salvación, entonces los creyentes podrían haber evitado muchos de los sufrimientos que padecieron. Hay que oponerse a los primeros comienzos de tal levadura. Y ciertamente los que persisten en perturbar la iglesia de Cristo deben soportar su juicio.

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