21-34 Estas declaraciones tenían por objeto llamar la atención de los discípulos sobre la palabra de Cristo. Al instruirlos de esta manera, los hizo capaces de instruir a otros; como se encienden las velas, no para cubrirlas, sino para colocarlas en un candelabro, para que den luz a una habitación. Esta parábola de la buena semilla muestra la manera en que el reino de Dios progresa en el mundo. Si la palabra de Cristo ocupa el lugar que debe tener en un alma, se manifestará en una buena conversación. Crece gradualmente: primero la hoja; luego la espiga; después el grano completo en la espiga. Cuando haya brotado, avanzará. La obra de la gracia en el alma no es, al principio, más que el día de las cosas pequeñas; sin embargo, tiene poderosos productos incluso ahora, mientras está en su crecimiento; pero ¡qué habrá cuando se perfeccione en el cielo!

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad