19,20 Es en vano buscar justificación por las obras de la ley. Todos deben declararse culpables. Culpable ante Dios, es una palabra terrible; pero ningún hombre puede ser justificado por una ley que lo condena por violarla. La corrupción en nuestra naturaleza detendrá para siempre cualquier justificación por nuestras propias obras.

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