No seáis niños en la comprensión: ¡este es un golpe admirable de verdadera oratoria! para rebajar la altura de sus espíritus, representando aquello de lo que más se enorgullecían, como mera locura e infantilidad. Sed niños en la maldad; tenéis toda la inocencia de aquella tierna edad. Pero en entendimiento, sed hombres. El conocimiento de la religión no fue diseñado para destruir ninguna de nuestras facultades naturales, sino para exaltarlas y mejorarlas, nuestra razón en particular.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad