Por tanto, no juzguéis nada antes de tiempo: designado para juzgar a todos los hombres. Hasta que venga el Señor, quien, a fin de dictar un juicio justo, que de otro modo sería imposible, sacará a la luz las cosas que ahora están cubiertas de tinieblas impenetrables y manifestará los resortes más secretos de la acción, los principios y las intenciones de cada corazón. Y entonces cada uno, todo mayordomo fiel, será alabado por Dios.

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