Porque - La culpa no está en nosotros, ni en la doctrina que ellos escuchan de nosotros. No nos predicamos a nosotros mismos, como capaces de iluminarlos, perdonarlos o santificarlos. Pero Jesucristo - Como su única sabiduría, justicia, santificación. Y nosotros, sus sirvientes, listos para hacer los oficios más mezquinos. Por el amor de Jesús, no por honor, interés o placer.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad