Y no perdonó al mundo antiguo, antediluviano, sino que conservó a Noé, la octava persona, es decir, Noé y otros siete, tanto predicador como practicante de la justicia. Trayendo una inundación sobre el mundo de los impíos, cuyo número no les sirvió de nada.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad