Tertuliano De Spectaculis

Tampoco nos desagradan menos los templos que los monumentos: no tenemos nada que ver con ninguno de los dos altares, no adoramos ninguna imagen; no ofrecemos sacrificios a los dioses, y no hacemos ofrendas funerarias a los difuntos; es más, no participamos de lo que se ofrece ni en un caso ni en el otro, porque no podemos participar de la fiesta de Dios y de la fiesta de los demonios.[16]

Epístola Cipriana IX

También el bendito apóstol ha dicho: "No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios"[5].

Epístola de Cipriano XXX

Que no decimos esto deshonestamente, lo han probado nuestras cartas anteriores, en las que os hemos manifestado nuestra opinión con una declaración muy clara, tanto contra los que se habían traicionado como infieles mediante la presentación ilegal de certificados inicuos, como si pensaran que ellos escaparían de aquellas redes del diablo; mientras que, no menos que si se hubieran acercado a los altares impíos,[9]

Tratado de Cipriano III De los Caducos

También el apóstol testifica, y dice: "No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios"[23].

Reconocimientos de Clemente IV

Y las cosas que contaminan a la vez el alma y el cuerpo son estas: participar de la mesa de los demonios, es decir, probar cosas sacrificadas, o sangre, o un cadáver estrangulado,[31]

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