Ireneo Contra las Herejías Libro III

Y por eso exclamó: "¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?"[218]

Epístola de Cipriano LXXI

t en el calor de su fe, y creyendo en el Señor con todo su corazón; y cuando, llenos del Espíritu, bendijeron a Dios en diversas lenguas, no obstante, el bienaventurado apóstol Pedro, teniendo presente el precepto divino y el Evangelio, mandó bautizar a aquellos mismos hombres que ya habían sido llenos del Espíritu Santo. , para que nada parezca descuidado a la observancia por la instrucción apostólica en todas las cosas de la ley del precepto divino y del Evangelio.[5]

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