dicho, pues, moriréis en vuestros pecados.

Porque "son de abajo", "del mundo". La única manera que hay de escapar del terrible destino que él predice se declara: "Si no creéis que soy, moriréis en vuestros pecados". Su incredulidad se debió a su obstinación y ceguera voluntaria; todavía hay una puerta de esperanza; eso es creer en él. El que muere en la incredulidad, muere en el pecado.

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Nuevo Testamento