Versículo 24. Entonces dijo Jesús a sus discípulos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que quiera perder su vida por causa de mí la hallará".

Cris., Hom. iv: Pedro había dicho: "Lejos esté de ti, Señor; esto no te suceda"; y se le respondió: "Aléjate de mí, Satanás"; pero el Señor no quedó satisfecho con esta reprensión, sino que sobre todo quiso mostrar la impropiedad de las cosas que Pedro había dicho, y el fruto de Su propia pasión; de donde se añade: "Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame"; tanto como decir: Tú me dices: "Lejos sea de ti"; mas Yo os digo, que no sólo os es perjudicial impedirme Mi Pasión, sino que vosotros mismos no podréis salvaros sino padeciendo y muriendo, y renunciando siempre a vuestra vida.

Y nótese que Él no habla de ello como obligatorio, porque Él no dice, Aunque aún no queráis, debéis sufrir esto, sino, "Si alguno quiere". Al decir esto, más bien los atrajo; porque el que deja en libertad a su auditor, más lo atrae; mientras que el que usa la violencia muchas veces lo estorba.

Y propone esta doctrina, no sólo a sus discípulos, sino en común a todo el mundo, diciendo: Si alguno quiere, esto es, si mujer, si hombre, si rey, si libre, si esclavo; se mencionan tres cosas; "Niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame".

Gregorio, Hom. en Ev., xxxii, 2: Porque el que no se aparta de sí mismo, no se acerca a Aquel que está por encima de él. Pero si nos dejamos a nosotros mismos, ¿adónde saldremos de nosotros mismos? O si nos hemos abandonado a nosotros mismos, ¿quién es entonces el que se va? De hecho, somos una cosa cuando caímos por el pecado, y otra cosa cuando fuimos creados por la naturaleza. Es entonces cuando nos alejamos y nos negamos a nosotros mismos, cuando evitamos lo que éramos en el pasado y nos esforzamos hacia aquello a lo que somos llamados en novedad.

Greg., en Ezequiel, Hom. 1,10: Se niega a sí mismo el que cambia para mejor, y comienza a ser lo que no era, y deja de ser lo que era.

Greg., Mor., xxxiii, 6: También se niega a sí mismo quien, habiendo pisoteado los levantamientos de la soberbia, se muestra a los ojos de Dios como ajeno a sí mismo.

Orígenes: Pero aunque parezca que un hombre se guarda del pecado, si no cree en la cruz de Cristo, no se puede decir que esté crucificado con Cristo; de donde se sigue: "Y toma su cruz".

Cris.: De lo contrario; El que reniega de otro, ya sea hermano, o siervo, o quienquiera que sea, puede verlo golpeado, o sufrir alguna otra cosa, y no lo socorre ni se hace amigo de él; así es como Él quiere que neguemos nuestro cuerpo, y ya sea que sea golpeado o adicto de alguna otra manera, que no lo perdonemos. Porque esto es de sobra. De modo que los padres son más indulgentes con sus hijos cuando los entregan a tutores, pidiéndoles que no los perdonen.

Y para que no penséis que esta negación de sí mismo se extiende sólo a las palabras oa las afrentas, muestra hasta qué punto debemos negarnos a nosotros mismos, es decir, a la muerte más vergonzosa, aun la de cruz; esto es lo que Él quiere decir cuando dice: "Toma su cruz y sígueme".

Hilario: Debemos seguir a nuestro Señor tomando la cruz de su pasión; y si no de hecho, sí de voluntad, hazle compañía.

Cris.: Y como los malhechores sufren a menudo cosas graves, para que no supongais que basta con sufrir el mal, añade la razón del sufrimiento, cuando dice: "Y sígueme". Por Su bien, debes soportarlo todo y aprender Sus otras virtudes; porque esto es seguir a Cristo rectamente, ser diligentes en la práctica de las virtudes y sufrir todas las cosas por Él.

Greg., Hom. en Ev., xxxii, 3: Hay dos maneras de tomar nuestra cruz; cuando el cuerpo está afligido por la abstinencia, o cuando el corazón está dolido por la compasión por otro. Ya que nuestras mismas virtudes están plagadas de defectos, debemos declarar que la vanagloria a veces acompaña a la abstinencia de carne, porque el cuerpo demacrado y el rostro pálido traicionan esta alta virtud para la alabanza del mundo. De nuevo, la compasión va acompañada a veces de un afecto falso, que por lo tanto se lleva a consentir en el pecado; para excluirlos, añade, "y sígueme".

Jerónimo: De lo contrario; Toma su cruz quien está crucificado al mundo; y aquel a quien el mundo está crucificado, sigue a su Señor crucificado.

Cris.: Y luego, porque esto parecía severo, lo suaviza mostrando las abundantes recompensas de nuestras penas y el castigo del mal: "El que quiera salvar su vida, la perderá".

Orígenes: Esto puede entenderse de dos maneras. Primero así; si algún amante de esta vida presente perdona su vida, temiendo morir, y suponiendo que su vida se acaba con esta muerte; el que así procura salvar su vida, la perderá, alejándola de la vida eterna. Pero si alguno, despreciando la vida presente, contiende por la verdad hasta la muerte, perderá su vida en cuanto a esta vida presente se refiere, pero cuanto más la pierda por Cristo, tanto más la salvará para la vida eterna.

De lo contrario así; si alguno entiende lo que es la verdadera salvación, y desea obtenerla para la salvación de su propia vida, al negarse a sí mismo, pierde su vida en cuanto a los deleites de la carne, pero la salva por las obras de piedad. Él muestra al decir: "Para el que quiere", que este pasaje debe estar conectado en sentido con lo que pasó antes. Si, pues, entendemos el primero, "Niéguese a sí mismo", de la muerte del cuerpo, debemos tomar esto que sigue a la muerte solamente; pero si entendemos la primera de mortificar las propensiones de la carne, entonces, perder la vida, significa renunciar a los placeres carnales.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento