Versículo 24. Quien llevó él mismo nuestros pecados.

El apóstol sigue considerando el ejemplo dejado por Cristo. El murió por nuestros pecados. Él no murió por sus propios pecados, porque no los tenía, pero cargó con los nuestros en la cruz. Nuestra carga de pecado fue llevada por él. Se hizo una ofrenda de sacrificio, y por lo tanto tenemos la oportunidad, por sus provisiones de gracia, de llegar a estar muertos al pecado. Creemos el evangelio. Somos bautizados en su muerte, surgiendo nuevas criaturas. Vivimos vidas nuevas. Vivimos y seguimos un camino recto marcado por aquel por cuyas heridas fueron provistos los medios, por los cuales somos sanados de las heridas y contusiones del pecado y de su dominio.

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Antiguo Testamento