Y Pedro recordó aquella mirada de dolor que se dirigió directamente al corazón del Apóstol; todo lo que su Señor había dicho, todas sus repetidas advertencias volvieron a su memoria e iluminaron las tinieblas de su alma. No pudo contenerse más y

cuando pensó en ello, pues así hemos traducido la palabra original. Otros lo traducen (i) abundantemente = "lloró abundantemente ", como en el margen; otros (ii) " comenzó a llorar; otros (iii)" echó su manto sobre su cabeza; "otros (iv) " se arrojó y lloró ",

no lloró con el remordimiento de Judas, sino con la tristeza piadosa del verdadero arrepentimiento. Obsérvese que el Apóstol no ha atenuado su falta, pues es de él, sin duda, a través de San Marcos, se nos informa "que el primer canto del gallo no bastó para recordarlo a su deber, sino que se necesitaba un segundo". Lange.

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