11 Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas Al llamarlo hombre de Dios agrega peso a la exhortación. Si se considera apropiado limitar al verso anterior el mandato que da para seguir la justicia, la piedad, la fe, la paciencia, esta es una instrucción que da, por el contrario, para corregir la avaricia, informándole qué tipo de riquezas debería desear, a saber, riquezas espirituales. Sin embargo, este mandato también puede extenderse a otras cláusulas, que Timothy, retirándose de toda vanidad, puede evitar esa (περιεπγίαν) vana curiosidad que condenó un poco antes; porque el que se dedica seriamente a los empleos necesarios se abstendrá fácilmente de los que son superfluos. Él nombra, a modo de ejemplo, algunos tipos de virtudes, bajo las cuales podemos suponer que se incluyan otros. En consecuencia, toda persona que se dedique a la búsqueda de la "justicia", y que apunte a la "piedad, fe, caridad" y siga la paciencia y la gentileza, no puede sino aborrecer la avaricia y sus frutos. (125)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad