29. No hay palabras sucias. Primero les prohíbe a los creyentes usar cualquier lenguaje sucio, incluso bajo este nombre todas aquellas expresiones que no se utilizarán con el propósito de inflamar la lujuria. No satisfecho con la eliminación del vicio, les ordena que enmarquen su discurso para la edificación. En otra epístola dice: "Deja que tu discurso sea sazonado con sal". (Colosenses 4:6.) Aquí se emplea una frase diferente, si alguna (discurso) es buena para el uso de edificación, lo que significa simplemente, si es útil. El genitivo, de uso, puede sin duda ser visto, según el idioma hebreo, como un adjetivo, de modo que para la edificación de uso (πρὸς οἰκοδομὴν τὢς χρείας) puede significar una edificación útil; pero cuando considero con qué frecuencia y en qué grado de amplitud tiene lugar la metáfora de la edificación en los escritos de Pablo, prefiero la exposición anterior. La edificación del uso significará, por lo tanto, el progreso de nuestra edificación, porque edificar es llevar adelante. Para explicar la manera en que se hace esto, agrega, que puede impartir gracia a los oyentes, es decir, por la palabra gracia, consuelo, consejo y todo lo que ayuda a la salvación del alma.

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