3. Por considerarlo, etc. Él hace cumplir su exhortación al comparar a Cristo con nosotros; porque si el Hijo de Dios, a quien se comporta adorar, sufriera voluntariamente conflictos tan severos, ¿quién de nosotros debería atreverse a negarse a someterse a él ante él? Para este solo pensamiento debería ser suficiente para conquistar todas las tentaciones, es decir, cuando sabemos que somos compañeros o asociados del Hijo de Dios, y que él, que estaba tan por encima de nosotros, voluntariamente vino a nuestra condición, para poder animarnos con su propio ejemplo; sí, es así que reunimos coraje, que de otra manera se derretiría y se convertiría en desesperación.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad