24. Habiendo desatado las penas de la muerte. Por las penas de la muerte entiendo algo más que el sentido o sentimiento corporal. Para aquellos que consideran debidamente la naturaleza de la muerte, porque escuchan que es la maldición de Dios, deben concebir que Dios está enojado en la muerte. De ahí viene el horror maravilloso, en el que hay mayor miseria que en la muerte misma. Además, Cristo murió en esta ocasión para tomar sobre él nuestra culpa. Ese miedo interno a la conciencia, que le daba tanto miedo que sudaba sangre cuando se presentaba ante el trono y la sede del tribunal de Dios, lo irritaba más y le causaba mayor horror que todos los tormentos de la carne. Y mientras que Pedro dice que Cristo luchó con tales penas, y también declara que él tuvo la victoria, por esto sucede que los fieles ya no deberían temer a la muerte; porque la muerte no tiene la misma calidad que ahora estaba en Adán; porque por la victoria de Cristo se traga la maldición, (1 Corintios 15:54.) Sin embargo, sentimos el pinchazo de las penas, pero que no nos hieren por completo, mientras sostenemos el escudo de fe contra ellos. Agregó una razón, porque era imposible que Cristo fuera oprimido por la muerte, quien es el autor de la vida.

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