38. Rabino. Este nombre se daba comúnmente a personas de alto rango, o que poseían algún tipo de honor. Pero el evangelista aquí señala otro uso que se hizo en su propia época, que fue que se dirigieron con este nombre a los maestros y expositores de la palabra de Dios. Aunque, por lo tanto, esos dos discípulos aún no reconocen a Cristo como el único Maestro de la Iglesia, aún movidos por la recomendación que le otorgó Juan el Bautista, lo consideran un Profeta y maestro, que es el primer paso hacia recibiendo instrucciones

¿Dónde moras tú? Mediante este ejemplo, se nos enseña que, desde los primeros rudimentos de la Iglesia, debemos atraer el gusto por Cristo que excite nuestro deseo de sacar provecho; y luego, que no debemos estar satisfechos con una simple mirada pasajera, sino que debemos buscar su morada, para que pueda recibirnos como invitados. Porque hay muchos que huelen el evangelio solo a distancia, y por lo tanto permiten que Cristo desaparezca repentinamente, y todo lo que han aprendido acerca de él desaparece. Y aunque esas dos personas en ese momento no se convirtieron en sus discípulos ordinarios, no hay duda de que, durante esa noche, les dio instrucciones más completas, de modo que poco después se dedicaron por completo a él.

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