23 Es como un hombre. La doctrina celestial es de hecho un espejo en el que Dios se presenta a nuestra vista; pero para que podamos ser transformados a su imagen, como dice Pablo en 2 Corintios 3:18. Pero aquí habla de la mirada externa del ojo, no de la meditación vívida y eficaz que penetra en el corazón. Es una comparación sorprendente, por la cual él insinúa brevemente, que una doctrina simplemente escuchada y no recibida internamente en el corazón no sirve de nada, porque pronto desaparece.

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