La Certeza y Garantía de todo ello es el hecho de la Encarnación (ὅτι ὁ Υἱὸς τοῦ Θεοῦ ἥκει), una abrumadora demostración del interés de Dios por nosotros y Su preocupación por nuestro bien supremo. No es simplemente un hecho histórico sino una operación permanente que no “vino (ἦλθε),“sino” ha venido y nos ha dado”. Nuestra fe no es una cuestión de teoría intelectual sino de un conocimiento personal y creciente de Dios a través de la iluminación del Espíritu de Cristo, τὸν ἀληθινόν, “el verdadero” en oposición al falso Dios de los herejes. Ver nota en 1 Juan 2:8 . ἐν τῷ ἀληθινῷ, como el mundo es ἐν τῷ πονηρῷ.

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Antiguo Testamento