Pero en segundo lugar al pensamiento de Su entronización como Mesías viene el pensamiento del camino hacia él: ἀμὴν… φέρει, “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, permanece solo; pero si muere, da mucho fruto”. La semilla alcanza su pleno y adecuado desarrollo al ser sembrada en la tierra y morir. Es este proceso, aparentemente destructivo, y que llama a la fe en el sembrador, el que desata las fuerzas de la semilla y le permite multiplicarse. Preservar la semilla de este entierro en la tierra es impedir que alcance su mejor desarrollo y aprovechamiento. La ley de la semilla es la ley de la vida humana.

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Antiguo Testamento