El principio se explica en este versículo. Subyacente a la acción de los hombres hacia Cristo durante su manifestación histórica había una ley general: una ley que opera dondequiera que los hombres sean igualmente invitados a caminar en la luz. La ley que gobierna la aceptación o rechazo de la luz se da en las palabras πᾶς γὰρ ὁ φαῦλα… ἔργα αὐτοῦ. φαῦλος, originalmente "pobre", "miserable", "feo"; οἱ φαῦλοι, "el vulgar", "el tipo común".

En Polibio, φαῦλα πλοία, πολιτεία φαῦλα, mal construido; φαῦλος ἡγεμών, un general tonto, y en xvii. 15, 15 se opone a la maldad deliberada. Parece que se denota una maldad aburrida y sin sentido. Aquí y en Juan 3:29 πράσσειν se usa con φαῦλα, y ποιεῖν en el versículo siguiente con ἀλήθειαν, sobre lo cual Bengel comenta: “Malitia est irrequieta; est quiddam operosius quam veritas.

Hinc verbis diversis notantur”. Cuando se pretende una distinción, πράσσειν expresa la puesta en marcha reiterativa de actividades para lograr que algo suceda, ποιεῖν la producción real de aquello a lo que se apunta. Por lo tanto, hay un ligero indicio de la infructuosa infructuosidad del vicio. Pablo, al igual que Juan, usa πράσσειν, en ciertos pasajes, de malas acciones. La persona así definida μισεῖ τὸ φῶς, “odia la luz”, en lugar de deleitarse en ella, καὶ οὐκ ἔρχεται πρὸς τὸ φῶς, y no se acerca a su resplandor, no busca usarlo para su propia iluminación; ἵνα μὴ ἐλεγχθῇ τὰ ἔργα αὐτοῦ, “para que sus obras no sean condenadas” y así avergonzadas.

Según Juan, hay una oblicuidad moral en la raíz de todo rechazo de Cristo. Evidentemente la hay, si se considera a Cristo simplemente como “luz”. Rechazar el ideal que presenta es preferir la oscuridad.

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