8 El título "Adversario" tiene mucha más propiedad de lo que parece a primera vista. Satanás nos es conocido solo a través de su palabra. Nunca aparece de otra manera que como la criatura malvada indicada por sus títulos. Desde su mismo comienzo, su obra ha sido oponerse a y destruir.En el jardín del Edén se le ve como el Adversario de Dios.Él imputó un motivo falso al mandamiento de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal.

Apuntó directamente al carácter de Dios e introdujo el distanciamiento. Por otro lado, también es el Adversario de los santos (1Pe_5:8). Como tal, acusó a Job falsamente (Job_2:5). El pecado fue introducido y está siendo perpetuado por sus calumnias. Los pensamientos erróneos y las nociones erróneas acerca de Dios son la raíz de toda iniquidad, y la iniquidad es pecado. Dios es malinterpretado, mal juzgado y odiado por las mentiras del Adversario.

Por eso el Hijo de Dios ha venido a anular sus actos dando a conocer a Dios. La obra del Adversario es realmente uno de los factores esenciales para un verdadero conocimiento de Dios. El pecado es un preludio necesario para la salvación, y el alejamiento precede a la reconciliación, y es solo a través de estos que el corazón de Dios puede ser descubierto y sus afectos compartidos por la humanidad. Pero el oficio de pecado y alejamiento no se efectúa hasta que sean anulados y reemplazados por la justicia y la paz.

El propósito por el cual el Hijo de Dios se manifestó fue para deshacer lo que había hecho el Adversario. No vemos este propósito cumplido todavía. Tendrá un cumplimiento parcial en el próximo eón, cuando el Adversario será atado. Su culminación completa no se verá hasta la consumación cuando la muerte, el éxito supremo del Adversario, sea abolida, y él mismo, junto con toda la creación, será reconciliado con Dios (Col_1:20). Así es que el Hijo de Dios anulará por completo los actos del Adversario.

10 Dos paternidades espirituales están indicadas por la conducta, la justicia y el amor por un lado y la injusticia y el odio por el otro. La última tendencia alcanza su objetivo en el asesinato (12) y la primera en el autosacrificio (16).

18 Esta es una advertencia contra un peligro del llamado "evangelio social". Hace que la mera charla filantrópica y la teoría social sustituyan los actos personales de compasión. La verdadera beneficencia es producto de un corazón regenerado e instruido, y no de una organización ostentosa y superflua que busca elevar a las masas mientras descuida las necesidades del corazón del individuo.

23 Este precepto parece casi un anticlímax, porque el creer generalmente se considera completamente fuera de la categoría de las virtudes prácticas. Sin embargo, creer es el ejercicio más práctico del mundo. Toda acción depende de la creencia; todo esfuerzo está calificado por ella. Eva le creyó a la serpiente y abrió las compuertas del pecado. Cristo creyó en Dios y aseguró la salvación. La caída resultó de la falta de fe en Dios y cada fase del regreso a Él se basa en la fe.

Tómense los preceptos prácticos de los párrafos anteriores. El que cree de todo corazón en Dios tiene el incentivo más poderoso posible para agradarle aliviando la aflicción de su hermano necesitado, porque su fe encontraría un motivo impulsor en el amor que la creencia ha engendrado. La verdadera fe no es ociosa: actúa. Pero el punto importante es el hecho de que la calidad de sus actos cuenta con la aprobación de Dios.

Además, como se implica en la segunda parte del precepto, la verdadera fe es el campo más fértil del amor. Sólo cuando se comprende el amor de Dios es posible mostrarlo a los demás. Es intensamente práctico reconocer esto, porque todo esfuerzo por cultivar el amor aparte de la fe será infructuoso. Si, pues, se necesita más y mayor amor, se encuentra en la más plena apreciación de

el amor de Dios, no en la contemplación del nuestro.

1 La única norma verdadera para probar espíritus es la revelación escrita de Dios y su testimonio de la revelación viviente, que se hizo carne y sigue siendo carne. En este pasaje la referencia es a Su venida en el pasado. En la segunda epístola de Juan advierte contra los engañadores que no están confesando que Jesucristo vendrá en carne, es decir, en el futuro. En ambos casos los que hacen de Él un espíritu son asociados con el espíritu del anticristo (2Jn_1:7).

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