Entonces, cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es; e inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Todo el sufrimiento, y todos los misterios que el Padre decretó desde toda la eternidad que yo padeciera y cumpliera, como ordenó desde mi mismo nacimiento, y quiso además que los profetas predijeran de mí. Sólo queda el resultado final de la muerte, para completar Mi curso de sufrimiento, para expiar así la pena de muerte, en la que Adán incurrió por el pecado, y para restaurar a la humanidad a la vida. La abrazo, pues, y entrego Mi espíritu en las manos de Mi Padre. (Mateo 27:48, ss .)

Cristo pronunció siete palabras en la cruz, tres registradas por S. Juan, las otras cuatro por los otros evangelistas.

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Antiguo Testamento