De quién es Hymeneus y Alexander - Hymeneus no se menciona en ninguna otra parte del Nuevo Testamento, excepto en 2 Timoteo 2:17, donde se lo menciona en conexión con Fileto como un hombre muy peligroso. Se menciona un Alexander en Hechos 19:33, que algunos suponen que es el mismo al que se hace referencia aquí. Sin embargo, no es seguro que se pretenda la misma persona; ver las notas en ese verso. En 2 Timoteo 4:14, Alejandro el calderero se menciona como alguien que había hecho al apóstol "mucho mal", y no cabe duda de que él es la misma persona a la que se hace referencia aquí. Una de las doctrinas que sostenía Himeneo era que la "resurrección ya había pasado" 2 Timoteo 2:18; pero qué doctrina sostenía Alejandro es desconocida. No es improbable, como se lo menciona aquí en relación con Hymeneus, que mantuviera la misma opinión, y además de eso parece haber sido culpable de algún daño personal al apóstol. Ambos también fueron culpables de blasfemia.

A quien he entregado a Satanás - Sobre el significado de esta expresión, vea las notas en 1 Corintios 5:5.

Para que puedan aprender a no blasfemar - No se puede suponer que Satanás se comprometería a enseñarles a no blasfemar, o que Paul los puso debajo de él como instructor en ese tema Las instrucciones de Satanás tienden más bien a enseñar a sus seguidores a blasfemar, y ninguno en su escuela deja de ser estudioso. El significado aquí es que Pablo los excomulgó, y no los trajo de manera improbable, entregándolos a Satanás, algunas enfermedades físicas, para que pudieran ser reformados; compare notas en 1 Corintios 5:5. No está del todo claro qué se entiende por blasfema en este lugar; compare notas en 1 Timoteo 1:13. No se puede suponer que eran blasfemos abiertos y audaces, porque tales no podrían haber mantenido un lugar en la iglesia, sino que tenían doctrinas que el apóstol consideraba como una blasfemia; es decir, doctrinas que de hecho eran un reproche sobre el carácter divino. Hay muchas doctrinas sostenidas por personas que, de hecho, son un reflejo del carácter divino y equivalen a lo mismo que la blasfemia. Un blasfemo expresa abiertamente puntos de vista sobre el carácter divino que son un reproche a Dios; un errorista expresa la misma cosa de otra manera: enseñando como verdadero acerca de Dios lo que lo representa bajo una luz falsa y, suponiendo que, de hecho, es un reproche. El espíritu con el que se hace esto en los dos casos puede ser diferente; la cosa misma puede ser la misma. Tengamos cuidado de no tener opiniones sobre Dios que le reprochen y que, aunque no lo expresemos con palabras, puedan llevarnos a blasfemarlo en nuestros corazones.

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