Ahora el justo vivirá por fe - Esta es una parte de la cita de Habacuc Habacuc 2:3, que probablemente comenzó en el verso anterior ; vea el pasaje completamente explicado en las notas en Romanos 1:17. El significado en la conexión en la que se encuentra aquí, de acuerdo con el sentido en que fue utilizado por Habacuc, es que los justos deben vivir con "confianza continua" en Dios. Deben pasar sus vidas sin dudas, miedo y aprensión temblorosa, sino en el ejercicio de una tranquila confianza en Dios. En este sentido, concuerda con el alcance de lo que el apóstol está diciendo aquí. Él está exhortando a los cristianos a quienes se dirigió, a la perseverancia en su religión, incluso en medio de muchas persecuciones. Para alentar esto, dice que era un gran principio que los justos, es decir, todos los piadosos, debían vivir en el ejercicio constante de la "fe en Dios". No deben confiar en sus propios méritos, obras o fuerza. Deben ejercer una confianza constante en su Hacedor, y él los mantendrá incluso para la vida eterna. El sentido es que una confianza o creencia perseverante en el Señor nos preservará en medio de todas las pruebas y calamidades a las que estamos expuestos.

Pero si algún hombre retrocede, mi alma no tendrá placer en él - Esta también es una cita de Habacuc 2:4, pero del Septuaginta, no del hebreo. "Por qué" los autores de la Septuaginta tradujeron así el pasaje, ahora es imposible decirlo. El hebreo se traduce en la versión común, "He aquí, su alma que se levanta no es recta en él"; o más literalmente, "He aquí el desprecio; su mente no será feliz ”(Stuart); o como lo expresa Gesenio: "Mira, aquel cuya alma es incrédula, por este motivo, será infeliz". El sentimiento que existe es que el burlador o incrédulo en ese día sería infeliz o no prosperaría - לה ישרה lo ’yaasharaah. El apóstol ha retenido el sentido general del pasaje, y la idea que expresa es que el incrédulo, o el que renuncia a su religión, incurrirá en el desagrado divino. Será un hombre expuesto a la ira divina; un hombre a quien Dios no puede mirar pero con desaprobación. Por esta consideración solemne, por lo tanto, el apóstol les exhorta sobre la importancia de la perseverancia, y la culpa y el peligro de la apostasía de la fe cristiana. Si tal caso ocurriera, sin importar cuál hubiera sido la condición anterior, y sin importar qué amor o celo se haya manifestado, tal apostasía expondría al individuo a la ira de Dios. Su antiguo amor no pudo salvarlo, como tampoco la anterior obediencia de los ángeles los salvó de los horrores de las cadenas eternas y las tinieblas, o que la santidad en la que fue creado Adán lo salvó a él y a su posteridad de las calamidades en que incurrió su apostasía.

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