Hechos 21:38 . ¿No eres tú aquel egipcio que antes de estos días alborotaste y sacaste al desierto a cuatro mil hombres homicidas? El "egipcio" con quien el capitán en jefe había confundido a Paul era un personaje notorio en aquellos días. Josefo en sus escritos lo menciona dos veces. Parece haber sido un pretendido hechicero, que también se presentó como profeta.

Él era en realidad un líder de una de esas bandas de ladrones, que en los años perturbados que precedieron a la gran rebelión judía, infestaron Judea y los países vecinos. El nombre 'Sicarii', asesinos, se derivó de 'sica', una daga o espada corta que estos ladrones usaban debajo de la ropa. Esto podría usarse en una multitud con un efecto fatal sin ser observado. Los 'asesinos', en estos tiempos feroces sin ley, a menudo eran contratados por los principales hombres del país con el propósito de asesinar.

Este 'Egipcio' en el reinado de Nerón, leemos , prometió a sus seguidores que a su palabra se derrumbarían los muros de Jerusalén, y que él y ellos entrarían en la ciudad sobre las ruinas. Sin embargo, Félix, el procurador romano, atacó y derrotó a esta banda de rapiña con notable éxito, matando a 400 y tomando 200 prisioneros; el resto y su líder fueron puestos en fuga y escaparon.

Mucho se ha escrito acerca de la discrepancia en los números que componían esta banda de ladrones; San Lucas aquí en los 'Hechos', y Josefo en cada uno de sus dos relatos de la rebelión, dando diferentes estimaciones de la fuerza.

Sin embargo, es comparativamente fácil conciliar con justicia las tres cuentas. El egipcio había reunido una banda de sicarios o asesinos armados. Con éstos, en un período de su carrera, se asoció una gran multitud, unas 30.000 personas, probablemente desarmadas e indisciplinadas. El procurador Félix, sin embargo, atacó y derrotó al cuerpo armado comparativamente pequeño de los sicarios; de estos mató a 400 y capturó a 200 prisioneros.

El resto y su líder escaparon. Con estos quizás huyeron algunas de las personas engañadas que se habían unido al profeta impostor. También es más que probable que los tres relatos hablen de diferentes épocas de este estallido, cuando el número de seguidores del egipcio se estimaría de diversas maneras.

De las palabras del capitán en jefe a Paul, sin duda era un hecho notorio que el 'impostor egipcio' en cuestión era una persona analfabeta, y no hablaba 'griego'.

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