¿No eres tú ese egipcio? - El griego tiene una partícula ilativa que falta en el inglés: ¿No eres tú entonces ese egipcio? Ésta fue la inferencia que hizo el capitán en jefe del hecho de que su prisionero hablaba en griego. El egipcio era un falso profeta, que poco tiempo antes de esto, bajo la procuraduría de Félix, había llevado a 30.000 hombres (?) Al Monte de los Olivos, prometiéndoles que verían a Jerusalén destruida (Jos.

Hormiga. xx. 8, párrafo 6; Guerras, ii. 13, apartado 5). Félix derrotó a sus seguidores, pero él mismo escapó; y el capitán en jefe infiere del tumulto provocado por un judío de habla griega, que el egipcio debe haber reaparecido. Probablemente este fue uno de los vagos informes en el confuso clamor de la multitud. Las palabras de la pregunta, sin embargo, se han tomado, por motivos gramaticales, en un sentido diferente: ¿ No eres, entonces, ese egipcio? como si su lengua griega hubiera cambiado la impresión previa del quiliarca.

Contra esto, sin embargo, está el hecho de que un judío egipcio, proveniente de la misma tierra de la Septuaginta, naturalmente hablaría griego, y la inferencia de que San Pablo no era el egipcio porque sabía que el lenguaje difícilmente sería inteligible.

Cuatro mil hombres que eran asesinos. - Josefo, como se ha dicho, da un número mucho mayor, pero sus estadísticas, en tales casos, nunca son confiables. La palabra para asesino ( sicarii, literalmente, portadores de dagas ) se aplicó a las bandas de asesinos que en este período infestaron casi todas las partes de Palestina, y que se diferenciaban de los ladrones más antiguos en ser, como los matones en la India, más sistemáticamente asesino (Jos. Wars, ii. 13, § 3). En el sitio de Jerusalén, su presencia, a veces en alianza con los más fanáticos de los fanáticos, tendió a agravar todos sus horrores.

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