Pon mis leyes en su mente y en sus corazones ; grabarlos profunda y permanentemente en sus mentes e inclinar sus corazones para obedecerlos.

y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. En el pacto del evangelio, Dios no solo da a conocer a su pueblo su voluntad, sino que asegura su obediencia a ella. A su gracia están en deuda por su disposición de elegirlo como su porción, y por todas las bendiciones que provienen de que él sea su Dios y su pueblo.

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Antiguo Testamento