Él profetizó ; aunque lo anterior parece haber sido su significado, sin embargo, el Espíritu Santo, a través de sus palabras, expresó la trascendental verdad, que era conveniente que Jesucristo, como el Salvador de los perdidos, muriera, el justo por los injustos, no por los la nación judía solamente, sino por todas las naciones, en propiciación por los pecados del mundo, para que Él pueda reunir en el cielo a todos los que creen y le obedecen.

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Antiguo Testamento