En este capítulo, y parte del siguiente, el apóstol insta al deber de la mutua tolerancia y caridad, con respecto a puntos de diferencia no esenciales. Entre los cristianos romanos estos respetaban ciertas distinciones externas de alimentos, días y cosas por el estilo. Estos se superarían mejor, no con juicios despectivos y amargos entre sí, sino con el espíritu de amor mutuo y conciliación.

El que es débil en la fe ; es decir, la fe del evangelio. El apóstol tiene en mente al creyente concienzudo, que no ha alcanzado puntos de vista tan amplios de la libertad del evangelio como para elevarlo por encima de la esclavitud de observancias externas no esenciales.

Recibid vosotros ; a su compañerismo, trátelo como cristiano.

No a disputas dudosas ; o, no al discernimiento de pensamientos; en otras palabras, no con el propósito de colocarse para juzgar y juzgar sus escrúpulos religiosos. Las personas pueden tener puntos de vista erróneos con respecto a muchas cosas no esenciales y, sin embargo, ser verdaderos cristianos; y aquellos que den evidencia de haber sido recibidos por Cristo como sus discípulos, deben ser recibidos por nosotros y tratados como hermanos cristianos.

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